INTERLUDIO 3: FARDOS. PIPO HERNÁNDEZ RIVERO.

«Fardos propone casi la apariencia de una sala de paquetería o de aduanas. Con envoltorios listos para embarcar, en un in-pass que parece condenarlos a un eterno estado de tránsito. Una paradoja útil si se tiene en cuenta que Interludios constituye un valioso proyecto relámpago. Pretendo un clima de intensa espera ya que Fardos reflexiona sobre el Punto muerto precisamente en el mínimo punto muerto que invita a habitar Interludios. Bultos hechos casi a la manera de balsas improvisadas. ‘Apaña con lo que tengas’ parecía promover Reinhard Mucha. Quizás yo también espero volver a poner sobre la mesa El problema del fondo y la forma en la arquitectura del barroco; o quizás solo habré tratado de que en el camión las cosas quepan, vayan y vuelvan razonablemente seguras y que en la sala, las piezas no caigan más abajo del suelo. En cualquier caso, los fardos contienen su plan, ejercitan su estática tabla de belleza. Se configuran a medio camino del kit de supervivencia, de las micro-narrativas en aprietos o de balas de Estilo a la espera del despliegue de sus variables. Sabemos que la belleza según los conservadores no solo tiene que ser darwiniana (la belleza como apariencia de los mejor adaptados), también – y por ello, en términos de la cultura del sadomasoquismo hedonista que nos asiste – debe ser gimnástica. ’Art has to fit’ podría susurrarnos ahora Roger Scruton. Si alguien quiere considerar Fardos una exposición resueltamente conservadora, adelante. Al fin y al cabo esos fardos habitarán la tercera edición de Interludios y este proyecto solo persigue conservar su breve lapso de tiempo en forma.»

Pipo Hernández Rivero

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