Jordi Alcaraz

20 de septiembre / 23 de diciembre 2012

El discurso de Alcaraz parte de la tradición clásica de la pintura y la escultura para llegar a una reflexión acerca del volumen, el lenguaje y el tiempo a través del uso de materiales, como el agua, el vidrio, los espejos, los reflejos, o los libros que incluyen esta idea.

En su lenguaje artístico predomina la transgresión visual, el juego de diversas miradas y la conjugación de transparencias y agujeros que permiten entrever espacios ocultos, mágicos. Así Jordi Alcaraz va estableciendo, a través de sus obras, una relación inédita, sorprendente y metafórica con el mundo. Esculturas, pinturas y dibujos, siempre a través de su peculiar tratamiento de los materiales, y sus juegos poéticos de palabras y títulos inesperados.

Obsesionado siempre por el oficio del arte, en sus últimas obras Jordi Alcaraz profundiza en la exploración, casi obsesiva, del trabajo del artista: dibujar, esculpir, pintar…, centrándose en mayor medida en el ejercicio de hacerlo, y no en la obra como fin de dicha acción.

Como resultado, obras en las que la ausencia es más importante que la evidencia. La ausencia de casi todo, el protagonismo de la desaparición de la obra la permanencia de la acción. Lo que importa es la sensación de dibujar, lo que hay en el preciso momento antes de hacerlo, la impresión al terminar, pero no la obra en sí, no el dibujo resultante.

No hay imagen ni referencia a idea alguna, el artista dibuja pero no queda dibujo. Podemos ver el espacio que ha quedado, el rastro del material utilizado, pero la ausencia de cualquier otra cosa es casi absoluta. Y a veces no vemos ni siquiera el material, el rastro, el reflejo, el hueco…a veces vemos tan solo humo, o la esencia de algo tan frágil como una nube.

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