NO LUGAR

28 de abril / 31 de julio de 2015

Marcela Armas
Milena Bonilla
Gianfranco Foschino
Fritzia Irizar

 

“Se realista, pide lo imposible!” se consolido como el slogan de Mayo del 68. Pero esta idea del pensamiento imposible, llevada al límite, puede incluso empezar a ser práctica. El problema con de las utopías, como nos han demostrado los terribles experimentos realizados por el Comunismo o el Nazismo, es que los sueños empiezan a tomarse como realizados, y se comienza a brutalizar el presente, para alinearlo con un futuro imaginario. ¿Pero qué sucede si solo imaginamos la Utopía como un sueño? ¿Cómo algo evidentemente imposible? Es lo que Tomas Moro hace en Utopía: un boceto de un mundo atractivo y emocionante, en el que perdernos.

Vivimos en él, lo vemos, lo sentimos lo experimentamos, lo queremos. Y entonces, al mismo tiempo, nos lo arrebata denominándolo como “no lugar”. Nos damos cuenta de que un sueño es solo un sueño, y esta fantasía de futuro no se nos puede vender como un lugar en que podemos, y además debemos, residir. Esta forma de Utopia no realista es el verdadero significado del no lugar, el que mantiene su función política como ideal: una pieza clave para guiarnos y encuadrarnos, desde la cual imaginar.

La idea de la exposición surge de la necesidad de un pensamiento utópico para remodelar políticas progresivas. Sin el pensamiento utópico estamos atados por la tiranía de lo posible, y el pensamiento realista ha dejado de ser una respuesta apropiada para la situación actual.

Durante años las críticas políticas y sociales se han desarrollado desde un punto de partida realista. Se enseñaba al espectador la realidad para hacerle reaccionar ante la dura evidencia de una serie de injusticias, o duelos.

Ahora, en una época en la que vivimos sobre expuestos a las imágenes, inmersos en una cultura visual que no escatima detalles, mostrar la realidad ya no es algo eficaz.

Por eso se plantea una actitud inversa. Desde un punto de vista creativo, que no tiene por qué adaptarse a la realidad, la crítica política o el activismo puede ser incluso más eficaz y transgresor. El problema político de hoy no es una falta de análisis o de revelar la verdad, sino de la necesidad radical de imaginación, una forma de imaginar un mundo diferente como activismo político.

Marcela Armas “Exhaust and Obstruction”, 2009, pretende examinar la relación entre el uso de carburantes para conformar el espacio urbano con la presencia de los residuos de la combustión en el medio ambiente, que quedan ahí como una memoria dispersa de la actividad urbana.

Envoltorios de plástico de distintas formas y capacidades, actúan como contenedores de los gases expulsados por varios vehículos. Esta acción resalta la cercana y reciproca relación entre estas máquinas y la ciudad, y su potencial para visualizar la cantidad de aire contaminado y su ocupación en el espacio.

“Incandescent Nights” muestra las localizaciones geográficas, que corresponden a asentamientos humanos, en el contexto de un importante debate sobre el calentamiento global. Observadas en la distancia, las ciudades se hacen visibles gracias a su consumo de energía y parecen sistemas funcionales como los organismos vivos, o las galaxias. Paradójicamente, la belleza de la ciudad y su prosperidad va acompañada de su naturaleza destructiva.

Milena Bonilla. “An Enchanted Forest”, 2013- 2014 Dos libros mencionan la existencia de un bosque encantado en la selva de Bohemia, en la frontera checo-alemana. El primer libro analiza el descubrimiento, por parte de un grupo de científicos entre 2002 y 2011, que realizando un control rutinario de la población de ciervos rojos observaron cómo las hembras de ambos países jamás cruzaban la anteriormente existente cortina de hierro, inexistente desde 1992.

El segundo libro narra, bajo el mismo título, la historia de un grupo anarquista llamado Ahornia cuyos miembros solían esconderse en la misma zona. El libro recopila una serie de declaraciones que el grupo secreto escribió en 1967, un año antes de la Primavera de Praga.

“In the mood for love, or How to move a criminal”, 2015, muestra un arreglo florar con tulipanes utilizado para encubrir diez plantas de coca en un viaje en tren desde Amsterdam a Paris.

Gianfranco Foschino “KPD”, 2014. Presentado en el pabellón de Chile de la Bienal de Venecia, el proyecto se desarrolla en torno a un panel de hormigón producido por KPD, una fábrica donada por la Unión Soviética a Chile en 1972 durante el gobierno de Allende y que sintetiza la construcción de 170 millones de apartamentos en el mundo y significativas controversias políticas, ideológicas y estéticas. Firmado por el ex Presidente Salvador Allende durante la inauguración de la fábrica ubicada en la pequeña localidad de El Belloto, Quilpué; tras el Golpe Militar en 1973 la firma de Allende fue borrada y reemplazada por un retablo de la Virgen del Carmen con el Niño Jesús. Gianfranco Foschino retrata las fachadas de los edificios construidos en Chile con ese modulo, y como reflejan la vida de hoy.

Fritzia Irizar Ilusión y Decepción II, 2011. Tras recolectar boletos de lotería descartados, un grafólogo interpretó las huellas dejadas en dichos billetes al rascar la película desprendible con el fin de analizar la personalidad de quienes los rascaron y desecharon. Las huellas extraídas del proceso de trabajo realizado para la pieza Sin título (Ilusión y decepción I), fueron traducidas sobre lámina de oro con el objetivo de plasmar, en un material de gran valor económico, dos sentimientos: ilusión y decepción.

“Sin título (100 ml de agua de rosas pueden perfumar el Danubio)”, 2013. Perfumar el Danubio con 100 ml de agua de rosas es, en sí, una utopía sin embargo el espectador puede ver la acción, oír el rio y oler los 100ml de agua de rosas imaginándose el Danubio perfumado con agua de rosas. Por consecuencia es verdad que sí se puede perfumar el Danubio con 100ml de agua de rosas.

“La obra requiere del espectador para acabarla y de cierta disposición del espectador para imaginar. Es un acto de fe. De alguna manera así funciona todo. Cuando leemos una noticia o vemos una obra de arte somos nosotros los que creemos en ella y de esa manera la volvemos una realidad”.

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Fritzia Irizar